lunes, 14 de abril de 2008

el negris



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Había pedido unos días libres, eran unas vacaciones relativas, ya que los pedí para poder hacer otras cosas , pero a la vez no hubo que mezclar con el estrés laboral. Y poder dar una vuelta por Santiago, por Portugal. Pequeñeces.
Ayer volví, y volví a contemplar la ría de noche, y dejar pasar el tiempo entre lecturas y charlas, ya que, cosa rara, todo estuvo bastante tranquilo.

En una tele que alguien había dejado encendida , salía alguien que me recordó a Miguel, el negris. Era en Madrid, en un barrio. Me puse a buscar en las fotos que me almacena yahoo, y encontré esa, la foto de un cuadro suyo ; recuerdo que en la carta me explicaba que en la humilde exposición en un café, o pub o algo así, entró un suizo perdido y le compró dos cuadros, aparte de poner cara de haber descubierto a un “genio”; ya te digo, que cachondeo, me dijo otro día por teléfono.
Miguel, el negris, el morenito de Maracay , que le llamaban los colegas.
- oye?, por qué eres tan medio mulato?- le pregunté una noche.
- Uf, una historia!, una bisabuela, que se fue a cuba y se lió con un negro y bla, bla…la mejor habanera del mundo
Yo embobada.
Al poco tiempo me entero de la historia verdadera, antepasados en Guinea, y la piel poniéndose canela según pasaban las generaciones.
-oye, por qué me contaste aquella historia de Cuba y tu bisabuela?
- porque sabía que te gustaría.

Miguel iba recogiendo cosas, botones, conchitas, piedras, por la sierra y resulta que no, que no tenía síndrome de Diógenes ni nada de eso: los pegaba con meticulosidad y conseguía cuados así tras unas capas de pintura encima.
Miguel me llevó a ver al Camarón, a un barrio, me introdujo en tanta música, en tantos mundos. Al fin él nos ganaba a todos, esa tranquilidad, esa inteligencia pura, ese ser de barrio y venir de vuelta, e incluso su manera de decir : sabes?, a mí me salvó la vida el rock , los comics y el dibujo, sino acabaría en Carabachel fijo, como tantos colegas del puente de Vallecas.
Miguel y su canuto, su sonrisa , su palmeo agitanado, su capacidad de vivir el momento (joe, que sitio tan guapo, decía en un localcito de Albarracín, como para quedarse aquí) su increíble sensibilidad. Hace nada me mandó unas fotos, jo, sus hijas, que bellezones morenitas.
Me acordé de Miguel, y de la mano una ristra de recuerdos; la memoria, tanto leer o recordar yo misma cosas, incluso aquello que me decía mi sobrino Oscar cuando tenía 5 o 6 años: oye, me cuentas cosas de cuando era pequeño?.
La memoria, el pasado a veces se me representan como ese cuadro, que por supuesto al natural cambia y mejora
y encima, va fingus y saca a lou reed (más negris). Pues que bien, para un sáabado post-noche en blanco , regada en café.

1 comentario:

J. M. dijo...

uey, vaya sorpresita, holahola